El papel ha muerto: ¡¡ Viva el periodismo !!

  • 18 septiembre, 2012
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Me pide mi tocaya Sonia Chacón que junte unas cuantas palabras sobre periodismo y “social media”, y no cabe duda de que la palabra clave es “social”.

Algunos periodistas, de los llamados “tradicionales”, se rasgaron las vestiduras al descubrir que en este nuevo paradigma de la comunicación iban a tener que interactuar con sus lectores. Sin embargo el periodismo, desde su concepción, ha sido social. No olvidemos su esencia que es la de ser un “servicio social” o una “actividad social”.

Bueno, en realidad sí que lo hemos olvidado, pero no por culpa de los periodistas. El problema surge cuando los medios dejan de ser dirigidos por profesionales de la comunicación para ser dirigidos por profesionales de la rentabilización o de la «monetización» (mira que detesto la palabra), pasando así de actividad social a actividad empresarial.

He conocido estructuras empresariales periodísticas donde un jefe de sección era responsable de la rentabilidad de su equipo. Y esto hace que al final se deje lado la calidad de la información para dar paso a la cantidad de información. Modelo que, obviamente, no ha funcionado.

¿Dónde está el futuro del periodismo? Nadie sabe la respuesta, o por el contrario los expertos dan cientos de ellas. Es obvio que no hay una respuesta única, y es posible aventurar que la solución está en una combinación de factores que en muchos casos los medios son reacios a implantar, por su elevado coste. Veamos algunas posibilidades a tener en cuenta:

  • Vuelta a las bases: Estamos hartos de ver como cada día se lanzan como noticias que luego hay que desmentir, o que no eran así, o que había que matizarlas.. Y esto se arregla con tres palabras fundamentales: «contrastar, contrastar, y después contrastar». Eso por un lado lleva tiempo, lo que nos hará «no ser los primeros» y además el tiempo además cuesta dinero. Volvemos a la casilla uno, debemos priorizar calidad frente a cantidad.
  • Recuperar las «6 W» tradicionales del periodismo: «Qué, quién, cómo, cuándo, dónde, y por qué». En las prisas por sacar mucho y hacerlo rápido, el periodismo se ha centrado en el «qué», y eso hoy ya me lo da Twitter en 140 caracteres. Lo que necesito del periodismo es que me analice, me contextualice, y me explique las noticias, sus antecedentes, consecuencias…
  • Aportar valor: Estamos hartos de ver la misma noticia, casi palabra por palabra, en decenas de sitios. ¿Qué sentido tiene? ¿Cómo se pretende cobrar (bien por suscriptor o por publicidad) por lo que han publicado treinta?
  • Conversar: El periodismo ha abrazado con alegría la posibilidad de hacer multitud de contenido sin levantarse de su silla. Puede ser válido para determinadas informaciones, pero, ¿por qué no dejar de ser «takers» y adentrarse en el enriquecedor mundo de los «givers»? El papel del periodista ya no acaba cuando «se manda a rotativa» (permítanme el anacronismo). El papel del periodista simplemente ya no acaba, se reconvierte en el de mediador o moderador del tiempo que la noticia dure viva.
  • Hiperlocalización: Como opción, claro. Sabemos al segundo lo que pasa en el mundo (más o menos), sin embargo apenas nos enteramos de lo que ocurre en nuestro entorno más cercano. ¿De verdad no hay audiencia para una información local? Y además, ¿no hay un mercado publicitario para los pequeños negocios al lado de casa? Tal vez muchos prefieran comprar un libro en la papelería de su barrio a esperar que lo envíen de Estados Unidos, pero han de ponérselo igual de accesible, a un par de clics, cuando menos para averiguar si está disponible en dicha tienda.
  • Estar donde está mi audiencia: El consumidor de medios actual no va a ir en busca de una cabecera/marca periodística, sino que encuentra la información que necesita a través de buscadores, o bien lee lo que llega a través de sus redes sociales, porque como decía ya hace unos ańos un estudiante de Nueva York: «si la noticia es lo bastante importante, ella llegará a mí». Debemos estar ahí.

No soy tan ingenua como para pensar que ya he arreglado la crisis del periodismo yo solita, y seguro que vosotros, lectores, podéis aportar unos cuantos factores más pero, dado que el modelo actual no funciona, ¿por qué no empezar a probar modelos alternativos?

Nacho Escolar comentaba hace poco que el periodismo en papel tiene el mismo futuro que el vinilo. No puedo estar más de acuerdo con el fondo y con la forma de esa información, porque el vinilo no muerto, del mismo modo que el papel no desaparecerá por completo. Sin embargo no puede subsistir con el modelo actual. La razón es muy sencilla: el papel, desde sus inicios tiene una importante batalla perdida, que es la de la «inmediatez». ¿Qué sentido tiene seguir comprando las noticias de ayer? Tiene más lógica el plantear una mayor periodicidad para el papel donde todo el contenido sea propio, elaborado, aportando valor y distinguiéndose de la competencia. No es nada nuevo, ya existe hace décadas en la empresa estadounidense. El problema es que es caro.

Pero no nos equivoquemos, el periodismo no ha muerto, sólo su modelo de negocio actual. Siempre he pensado que, en el actual contexto de sobreinformación, el periodismo es hoy más necesario que nunca, y por eso quiero recalcar la idea de que, en mi opinión, el futuro pasa por una combinación adecuada de recobrar las bases de la información periodística, con una adaptación al nuevo paradigma comunicacional donde se ha perdido el viejo esquema de «emisor, canal, receptor» para pasar un modelo multidireccional.

Como ven, nada nuevo bajo el sol, un poco de sentido común y profesionalidad. Sólo eso. No es mucho pedir… ¿o sí?

Fdo: @sblanco

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