
Los usuarios de redes sociales, y sobre todo los adictos a Instagram como nosotros, estamos hartos de ver referencias a acciones con SnapChat, sobre todo por personalidades y marcas internacionales. Ahora bien, ¿a alguien le quedó claro el potencial marketiniano de este chat del misterio? Nos encanta testear aplicaciones y cuando le vemos potencial a alguna esa primera semana no hay quien nos soporte.
SnapChat no fue una excepción y el año pasado hicimos uso de los famosos mensajes efímeros para llegar a la conclusión de que eran divertidos, pero que aún no tenían ni el número de usuarios ni la usabilidad comercial suficiente como para que a nuestros clientes pudieran interesarles para futuras campañas. Así que la eliminamos de nuestros móviles, que el espacio no sobra en los smartphones.
Más de un año después, observamos que los perfiles de Instagram se han combinado con los de esta herramienta, realizándose acciones promocionales muy atractivas. ¿A qué se debe este cambio? A la unión perfecta entre intimidad y exposición: Desde octubre 2014, Snapchat permite la función de colgar fotografías con alcance a todos tus “amigos”.
Ante esto, personalidades públicas se han liado la manta a la cabeza y se han animado a compartir su lado más humano con el resto de los mortales. Así podemos encontrarnos a Jared Leto (@jaredleto) en bata y zapatillas, a Ryan Seacrest (@ryanseacrest) compartiendo un momento con nosotros entre bastidores, y a Miley Cyrus (@mileycyrus), bueno… como es Miley Cyrus.
Y diréis: Para eso ya estaba Instagram. Sí y no.
Instagram se utiliza para fotografías más íntimas, eso es cierto, pero siempre muy cuidadas. Instagram es sinónimo de postureo, mientras que SnapChat es naturalidad y espontaneidad. Contenido auténtico y genuino, algo que venía escaseando.
Si a estos atributos les sumamos que el 71% de los usuarios de SnapChat y el 49% de Instagram tiene entre 18 y 34 años, según ComScore, en Estados Unidos, tenemos como resultado una pareja ganadora. No hay que olvidar que Facebook y Twitter sólo cuentan entre sus filas con un 38% y un 41, respectivamente, de esa juventud.
¿Por qué los jóvenes prefieren Instagram y Snapchat?
En primer lugar porque estamos hablando de dos redes sociales nacidas y pensadas para dispositivos móviles, y las apps son las únicas jugadoras a tener en cuenta en el futuro de los actuales nativos digitales, futuro más inmediato de los que algunos quieren ver.
En segundo lugar, porque los usuarios menores de 30 años son cada vez más conscientes de la permanencia de los datos, mensajes, fotografías y vídeos que comparten a través de redes sociales. Ven a las redes sociales generalistas como portales artificiales, maquillados y sobrecargados de marcas y espacios publicitarios.
A diferencia de otros espacios, SnapChat facilita a las marcas la publicidad, con un coste de 750.000 dólares al día.
Después de toda esta información te preguntarás: Bueno, ¿Y cómo se combinan SnapChat e Instagram?
Si sumamos el enorme escaparate que se ha forjado Instagram, con la fugacidad y la intimidad de SnapChat conseguimos una plataforma perfecta para concursos, sorteos, y en definitiva, participación directa con los usuarios. La posibilidad de acceder a un contenido realmente exclusivo, un contenido fugaz, solo al alcance de los más fieles seguidores de la marca.
Además, Snapchat cuenta con espacios de “historias” en vivo, que reúne imágenes de usuarios que comparten un mismo evento o espacio común, o la sección Discover, que presenta fragmentos de noticias al más puro estilo revista digital.
Plataformas puramente visuales y atractivas, pensadas para satisfacer las necesidades del público más codiciado. Lamentablemente, estas cifras se corresponden a los usuarios de Estados Unidos, horizonte al que miramos como buenos precursores de tendencias que son.
Mientras esperamos si Snapchat cuaja o no en España, tenemos a la otra mitad de esta pareja perfecta, Instagram, que está teniendo un resurgir entre los más jóvenes de nuestro país, un 60% de los jóvenes entre 14 y 17 años la utiliza. Siempre será un acierto utilizarla como una red social más cercana e íntima, lo mejor y más humano de la marca o empresa, sin olvidarnos de darle ese puntillo de fotografía hipster a golpe de filtro y con una composición cuidada.